para que algo acontezca no basta un accidente, no es suficiente un muerto, ni dos, ni dos millones. un acontecimiento es un olor que espera que alguien lo respire, una herida que aguarda encarnarse, el agua de un torrente inundando los poros, una mirada que cruza el aire y encuentra a alguien que le hace señas y en la seña, en ella, se reconoce. uno puede negarse al acontecimiento y convertir su historia en un simple resumen de lo ocurrido, pasos que no devienen cruce y se apagan en vida, o se secan. uno puede negarse a saberse en el otro, basta con acercarse a todo con un walkman conectado a la carne, enfundado el cerebro en aquella sustancia impermeable que nos inmuniza, basta con refugiarse en un desmayo a tiempo, en el deseo de amar, u ocultarse en la furia o el número de una cuenta bancaria.
de hecho, lo más frecuente es que llevemos cosida el alma a su forro como los trajes nuevos sus bolsillos, para evitar que se deformen por el peso.
chantal maillard, matar a platón.
dorothy gale
14 de noviembre de 2009
no deja de llover. el viento lleva más de doce horas azotando mis
ventanas como si en cualquier momento la casa fuera a salir volando y
yo fuera a calzar zapatos rojos sobre baldosas amarillas.